lunes, 16 de mayo de 2011

1. La Economía y las ciencias sociales 2. Las corrientes económicas de pensamiento


Material de apoyo.
Fiche Nº 1.
Prof. Jorge Albano.
1ra  Parte:  El Objeto y Método de la Ciencia Económica                           
2da Parte.: las principales corrientes de pensamiento





Indice

TEMA                                                                                                  PÁGINA

Introducción                                                                                                 2

1ra  Parte:  El Objeto y Método de la Ciencia Económica                           

a) El Objeto de estudio de la Ciencia Económica                                          3
b) Areas de la Economía                                                                                4
c) El Método de la Ciencia Económica                                                          5

2da Parte.: las principales corrientes de pensamiento

a)      Evolución del pensamiento económico                                            
-         Las corrientes previas a la consolidación capitalista                    6
-         Los autores clásicos                                                                      6
-         El marxismo                                                                                 13
-         La Escuela Neoclásica                                                                 15
-         El keynesianismo                                                                         16
-         Los monetaristas                                                                          17





























INTRODUCCIÓN



a)  Objeto de estudio de la ciencia económica

            La economía es una ciencia social que analiza las actitudes del ser humano que apuntan a administrar los recursos, con el fin de producir bienes y servicios que serán distribuidos de forma tal de satisfacer las necesidades de los individuos. Los recursos no son ilimitados, son escasos, y esa escasez obliga a realizar elecciones entre diferentes usos alternativos. Pero las necesidades son ilimitadas, por eso la economía se ocupa de analizar como se utilizan esos recursos de forma de satisfacer al máximo las necesidades. Ello implica analizar la eficiencia y la racionalidad en el uso de esos recursos escasos.

La economía estudia un aspecto de la actividad humana desarrollada en sociedad, que tiene como objeto: determinar las leyes sociales que regulan los procesos de producción, distribución, intercambio, consumo, actividad monetaria y financiera. Así como las normas que deben regir la acción del Estado y las medidas que éste adopte para resolver los problemas que se presentan a nivel del proceso económico, es decir las políticas económicas.

            La producción es una actividad en la que los hombres transforman la naturaleza. Utilizan su capacidad física e intelectual con el objeto de crear medios materiales (bienes) o inmateriales (servicios) para satisfacer necesidades. En este sentido, cabe señalar que éste es un proceso social e histórico pues se relaciona con una sociedad y una época determinada.

            El proceso de distribución es la actividad por medio de la cual los hombres se reparten los bienes y servicios generados en el proceso de producción. Este proceso puede ser directo (como en el caso de las sociedades primitivas) o estar mediado por formas monetarias. En este caso, nos enfrentamos a una distribución del ingreso que permite o no acceder al reparto de bienes y servicios. En la distribución, los hombres se relacionan entre sí, creando relaciones, que van a constituir el objeto de estudio de la ciencia económica. También es un proceso social e histórico, encontrando a lo largo de la historia el esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo, etc.

            El intercambio es la actividad económica a través de la cual se cambia la propiedad de los bienes y servicios producidos y distribuidos en una economía. El intercambio se lleva adelante en un ámbito económico específico, denominado mercado. En el mercado se encuentran oferentes (vendedores) y demandantes (compradores) de bienes y servicios. Las relaciones de intercambio son también relaciones entre seres humanos y dado que se repiten período a período es que constituye un proceso. Proceso que también es social e histórico, como por ejemplo el trueque en las sociedades primitivas.

            El consumo es la actividad en donde los individuos satisfacen directamente sus necesidades. En este proceso se destruyen los bienes y servicios generados en la producción, generándose la necesidad de nueva producción. Cumple también las características de ser un proceso social e histórico.

            Existe además, un bien especial, que es el dinero, el cual también se produce, distribuye, intercambia y consume. Este da lugar al proceso monetario financiero. El dinero cumple ciertas funciones: unidad de valorización y de cuenta (los precios de los bienes se expresan en dinero), unidad de cambio y de pago (las obligaciones económicas se cancelan con dinero) y medio de atesoramiento y ahorro.

El rol del Estado, su grado de intervención en la economía, sus funciones así como su política presupuestal de gastos e impuestos constituyen un elemento muy importante por la gravitación que tiene el Estado en la Economía.

            A la articulación de los procesos anteriores la llamaremos: Proceso Económico. Este se repite período tras período con ciertas regularidades o leyes económicas, que son aquellas que se vuelven objeto de estudio para la ciencia económica.

-         Bienes

Un bien es aquello que satisface directa o indirectamente los deseos o necesidades de las personas. Pueden ser materiales (alimentos, automóviles, etc.) o inmateriales, servicios como salud, educación, etc.

            Los bienes pueden ser clasificados según su carácter en libres y económicos, los primeros existen en cantidades ilimitadas, son útiles pero no necesitan racionamiento para satisfacer las necesidades; los económicos son también útiles, pero escasos, porque no existen en cantidades suficientes para satisfacer todas las necesidades humanas y por lo tanto se racionan cobrando un precio. De acuerdo a su naturaleza pueden clasificarse en bienes de capital (no son objeto de consumo directo sino que ayudan a producir otros bienes y servicios, por ejemplo maquinarias) y en bienes de consumo (se usan para satisfacer directamente las necesidades humanas), y se dividen en durables –automóviles- o no durables –alimentos- según se destruyan o no en un único acto de consumo. Por último pueden ser considerados según su función en bienes intermedios (insumos y materias primas) y bienes de uso final (que se destinan directamente la consumo).

Existe otro tipo de bienes que se utilizan en el proceso de producción que son los factores productivos: tierra, trabajo y capital.

Estamos en condiciones de dar una nueva definición de economía: es la ciencia que estudia la asignación más conveniente de los recursos escasos de una sociedad para la obtención de un conjunto ordenado de objetivos. Es decir, estudia la mejor asignación y uso de los bienes económicos para satisfacer necesidades múltiples y jerarquizadas.


b)  Areas de la Economía

            Podemos reconocer en la economía tres grandes áreas o disciplinas: Economía Descriptiva (descripción), Economía Política (interpretación) y Política Económica (acción. La Economía Descriptiva tiene por objeto la descripción de una determinada realidad histórica concreta que se desea analizar; se convierte en una acción objetiva. La Economía Política o teoría económica interpreta lo que se ha descrito, estudia las leyes o regularidades que rigen los procesos económicos, tratando de establecer relaciones de causalidad, constituyéndose en un área subjetiva. Por último, la Política Económica intenta modificar la estructura económica vigente; enfatiza las normas que deben regir la acción del Estado. Se trata, sobre la base de lo descrito e interpretado, de incidir sobre el proceso económico. La Política Económica trata la acción del Estado sobre los distintos procesos económicos para el cumplimiento de ciertos objetivos previamente trazados como:

ü      Crecimiento y desarrollo económico
ü      Distribución equitativa del ingreso
ü      Generación de empleo
ü      Equilibrio en las cuentas fiscales y externas
ü      Reducción de la deuda externa
ü      Reducción de la inflación
ü      Manejo del tipo de cambio

Para la consecución de estos objetivos, el Estado cuenta con instrumentos de política económica (monetaria, fiscal, salarial, comercial, etc.)

No existen límites ni fronteras definidas en estas tres áreas, es decir no se produce en una secuencia de sucesos, mas bien interactúan mutuamente.

Surge nítidamente que partiendo de la descripción de un hecho, surgen diferentes interpretaciones acerca de la causalidad del mismo y por ende diferentes acciones de política económica tendientes a modificarlo, según sea quien realiza esa interpretación, y ello depende del analista, de su formación técnica, de su concepción filosófica e ideológica. Es decir, ante un mismo diagnóstico acerca de un hecho, existen múltiples interpretaciones del mismo, y por ende distintas recomendaciones de política económica.

En síntesis, la ciencia económica es una ciencia social, no exacta.

Asimismo, existen dos diferentes niveles de abordar el estudio económico: el microeconómico, donde el objeto primario son los agentes considerados individualmente; y el macroeconómico, donde lo que interesa son las variables en su agregación.


c)  Método de la Ciencia Económica

En lo que concierne al método de la ciencia económica, básicamente se pueden plantear dos métodos extremos: el método inductivo (parte de la observación de la realidad para obtener principios generales) y el método deductivo (parte de hipótesis y elabora deducciones lógicas. Ambos métodos se pueden complementar mutuamente. Para determinar la validez de una teoría económica debemos observar si las predicciones que realiza la teoría son coherentes con la evidencia existente, se debe contrastar la teoría con la realidad.

El método inductivo parte de una realidad, realiza una abstracción de la misma, en donde se simplifica la realidad objeto de estudio, se realiza una concretización progresiva o acercamiento a la realidad, en donde se toman los elementos secundarios dejados de lado en la abstracción; y por último se verifica la teoría con la realidad objeto de estudio. Este método también es denominado histórico estructural.

El método deductivo o especulativo formal, parte de ciertos principios no necesariamente reales. A partir de estos supuestos, se elaboran deducciones lógicas hasta llegar a conclusiones particulares y específicas.





a)  Evolución del pensamiento económico

Las corrientes previas a la consolidación capitalista

            Existe un punto de inflexión en la historia que es la caída del feudalismo y la paulatina instauración del sistema capitalista. En esta inflexión surgen en Europa los mercantilistas (fines de siglo XV a XVIII) que sostenían (en su proceso inicial) que lo más relevante era acumular metales preciosos, esos eran los fundamentos de la riqueza y proponían diversas medidas consecuentes con tal fin, como por ejemplo la actividad comercial. En la segunda mitad del siglo XVIII surge en Francia la escuela fisiocrática (que argumentaba que la riqueza sólo se generaba en la  actividad agrícola y el principal derecho natural del hombre consistía en el disfrute de los resultados de su trabajo en tanto pueda armonizarse con el de los demás A partir de eso, los gobiernos no debían intervenir alterando el orden natural de las cosas, rechazando de esta manera los excesos proteccionistas de los mercantilistas y al sostener que la riqueza de una nación procedía únicamente de la agricultura, no consideraban que otras actividades económicas generasen valor como la industria (por entonces predominantemente artesanal) y el comercio.

Los autores clásicos

            Sobre el siglo XVIII, especialmente en las Islas Británicas, surgen autores importantes que estructuran múltiples ideas. Adam Smith (1723-1790), de nacionalidad escocés, aparece en el tiempo de la revolución industrial incipiente, escribe en 1776: "Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones".

            El es un exponente de lo que luego se denominó los autores clásicos, que sostenían la capacidad del mercado para lograr los equilibrios y buenos funcionamientos. El mercado es un mecanismo que se autorregula, y el sistema de precios organiza el comportamiento de los individuos de forma automática. Asociado a esto, se concibe que el rol del estado en la sociedad y en la economía debe limitarse a su función de juez y gendarme.

De esa forma para los clásicos, todos los mercados operando libremente convergen al equilibrio, es decir la oferta iguala la demanda, no produciéndose de esa forma desfasajes en la producción y en el consumo de bienes, ni en la oferta ni demanda de factores (capital y trabajo (no habría capacidad ociosa ni desempleo).

En ese entorno de carácter armonioso, que se concibe entre el interés público y privado, no existe en la concepción clásica la idea de crisis del sistema económico capitalista.

Smith, precursor del liberalismo económico, sintetizado en el “dejar hacer, dejar pasar” sostenía que en la medida que los individuos actúan con una lógica de racionalidad propia, si nada interfiere en el libre juego de la oferta y de demanda de los mercados llegarían al óptimo individual y de la sociedad toda. Asume la existencia de una “mano invisible”, que ubicaría todo en su correcto y óptimo lugar, guiados por esa racionalidad, siempre y cuando los mercados operen libremente.

A nivel comercial, Smith postula que el comercio entre los países se dará por las ventajas absolutas (ver razones del comercio internacional), es decir los países comercializarán y se especializarán en aquellos bienes que dado su dotación de recursos produzcan más baratos.

Posteriormente, quien retoma los aportes de Smith y los profundiza fuertemente es el inglés David Ricardo (1772-1823)[1], quien teoriza en el auge del capitalismo, del poderío marítimo inglés, de las comunicaciones y de la peculiar posición imperial de Inglaterra. Hegemonía inglesa en lo comercial, en lo político, en lo comercial, en lo tecnológico, en lo financiero, en lo militar etc. que perduró hasta luego de la primera guerra mundial (1919) en que ya afloraba como potencia mundial los Estados Unidos de América, desplazando a Inglaterra de esa hegemonía.

Ricardo teoriza sobre cómo se dan los procesos de distribución del producto entre las distintas clases sociales, partiendo de suposiciones, tales como el pleno empleo de los factores y la no existencia de crisis. Para los clásicos la idea de equilibrio de los mercados es fundamental, y por ende el rol del Estado debería ser de juez y gendarme.

            Este autor establece la teoría objetiva del valor, sosteniendo que el valor de los bienes se determina por el cociente entre las horas de trabajo incorporadas a ese bien y la cantidad producida, determinada en las peores condiciones de producción. Es decir, el bien vale la cantidad de horas que insume su producción, valuadas en las peores condiciones de producción.

            Ricardo no aborda el tema del origen del sistema capitalista. En lo que hace a su evolución, pronostica la llegada a un estado estacionario, que implica el máximo nivel de producción posible y a no ser que se levantaran ciertos supuestos, la sociedad se repetía en el tiempo idénticamente período a período. Basado en que la expansión del sistema económico era función del incremento de la población, en la medida que esta aumentaba, se requería mayor cantidad de alimentos para satisfacer ese aumento de la población. Ello provocaría que se necesitaría mas trabajo para producir los alimentos (por ejemplo por utilizar calidades de tierra de inferior calidad) subirían los costos de producción, implicando un descenso en los beneficios. En perspectiva, se repetiría este fenómeno, a tal punto que no se tornaría atractivo realizar inversiones adicionales, por lo que se llegaría al estado estacionario, en donde sólo se invertiría par reponer el desgaste del año anterior.

No hay entonces crisis del sistema económico, simplemente se llegaría a un estadio de la sociedad, en donde con ocupación plena de factores productivos no es posible incrementar la producción, repitiéndose período a período la producción y su distribución.

Es de señalar que para este autor (al igual que todos los clásicos) no existe la posibilidad de un desenlace por fuera de la lógica del sistema capitalista.

A nivel comercial, Ricardo niega las ventajas absolutas postulados por Smith, y sostiene que el comercio entre los países se dará por las ventajas comparativas, (ver razones del comercio internacional) es decir los países comercializarán y especializarán en aquellos bienes en que comparativamente sean más baratos.

 

 

 

Las razones del comercio internacional


¿Cuáles son las razones, por las que se genera el comercio internacional?.En forma intuitiva, parece razonable pensar que por cuestiones análogas a las que explican los intercambios entre las personas. Es decir, para poder consumir o disfrutar de un adecuado conjunto de bienes y servicios, las sociedades humanas conocen las ventajas de la especialización y el intercambio respecto las opciones de autosuficiencia. Por lo tanto, lo primero sería comparar a nivel internacional las alternativas de la especialización sumado al más libre comercio frente a la autarquía (que es como se denomina en economía internacional al modelo o la situación de autosuficiencia o autoabastecimiento).

Una de las primeras razones para explicar los intercambios interpersonales o internacionales está en las diferencias en las capacidades o habilidades de las personas o de los países. De esa manera, se trata de obtener ventajas de esas diferencias induciendo a cada persona o país a especializarse en producir aquello que es capaz de hacer en mejor forma, o sea producir aquellos bienes o productos en lo que tienen alguna ventaja. Lógicamente, luego se intercambian las respectivas producciones a fin de que todas las partes implicadas puedan consumir o disfrutar de la amplia gama de bienes y de servicios que las todo nosotros apreciamos y valoramos. Sin embargo, existen algunas sutilezas en lo referido a cuales diferencias o a cuales ventajas son las que explican los intercambios internacionales. De esa forma, analizaremos, el papel central de las ventajas comparativas, sus límites, la distribución de las ganancias derivadas del intercambio comercial y las explicaciones de esas ventajas comparativas.

Una segunda razón para inducir a la especialización y el intercambio, es el hecho de que a veces se torna más eficiente concentrar la producción en un lugar y/o empresa. Si cada uno de nosotros, tuviese que producirse todos los bienes, hacerse su propio pan, confeccionarse sus vestimentas, sus televisores, automóviles etc. sería un mecanismo mucho más caro tanto individualmente como para la sociedad en su conjunto, comparado con adquirirlos en los establecimientos especializados que hacen el de todos. No sólo se trata de que unas personas tengan una habilidad especial en fabricar los productos (pan, televisores etc.) sino que la maquinaria, instalaciones y la tecnología utilizadas para producir esos bienes, permiten producirlos de forma más barata si se utilizan a gran escala. Esa reducción del costo unitario del producto, que se obtiene cuando el nivel de producción es elevado se conoce como la obtención de economías de escala.

Otra razón adicional que explica los intercambios comerciales es la diferenciación de productos. Las personas gustan elegir entre una amplia gama de productos o de consumir también una amplia variedad de productos. Claro está, que no siempre es posible o rentable que un mercado reducido ofrezca una gran variedad de productos. Es a través del comercio internacional que el consumidor de un país tenga acceso a las variedades de otros países. Las economías de escala y la diferenciación de productos constituyen una poderosa combinación que explica en gran forma los intercambios internacionales, especialmente para el comercio intraindustrial.
 
 

 
El marxismo

            Posteriormente, Karl Marx (1818-1883), filósofo alemán, estudia el sistema capitalista, especialmente el inglés, con su obra “El Capital”. Formula una teoría del valor trabajo, una teoría objetiva, que postula que el valor de los bienes se deriva íntegramente de la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlos. También, al igual que Ricardo, considera que el valor de los bienes surge del cociente entre la cantidad de horas de trabajo y la producción, pero las horas de trabajo consideradas serían las realizadas en las condiciones medias de producción. Es decir, el valor de los bienes para Marx se compone de la cantidad de trabajo necesario para producirlo, pero en las condiciones medias de producción. Critica a Ricardo en este punto, manifestando que valuar los bienes en las peores condiciones de producción está “premiando” la ineficiencia.

            Un concepto clave en Marx es la teoría de la explotación. Marx señala que el beneficio lo obtiene el capitalista al adquirir una mercancía, el trabajo, que puede crear un valor mayor que el de su propia fuerza de trabajo, con lo que este beneficio surge de la explotación de los trabajadores y no mediante la retribución por el alquiler del capital y por su actitud innovadora.

            Es decir, durante la jornada de trabajo el trabajador dedica una parte a reproducir el valor de su fuerza de trabajo y el resto es un plusvalor (plusvalía) que es apropiado por el capitalista. De todo el valor generado por el trabajador en su jornada, sólo una parte equivale a su salario y el resto se lo apropia el capitalista. Si el objetivo de este es aumentar sus ganancias, debe bajar la parte remunerada o incrementar la parte no remunerada al trabajador (plusvalía) por ejemplo extendiendo la duración de la jornada de trabajo manteniendo el mismo salario.

            Cabe señalar que Marx no considera una situación de pleno empleo en los mercados, tanto en el ámbito de producción como de ocupación de trabajadores. En lo que hace a la evolución del capitalismo, estudia su origen analizando todos los estadios anteriores de la sociedad, previos a la consolidación del sistema capitalista, y plantea un final fuera de la lógica del sistema: las contradicciones internas llevarían a crisis cíclicas cada vez más profundas hasta la ruptura del sistema. Dado que el sistema capitalista funciona en forma “anárquica”, Marx sostiene que el mismo desembocará inexorablemente en crisis periódicas, con fuertes desequilibrios en el empleo, la producción, etc.

En la dinámica de la evolución del sistema capitalista, Marx establece margen tanto para su crecimiento como para su fin. La fuerza impulsora del capitalismo para Marx es la competencia, que hace obligatoria la acumulación de capital. Para poder competir con éxito, los capitalistas deben reducir sus costos de producción y para ello deben constantemente introducir innovaciones. Así, Marx sostiene que muchos productores detectan que pueden producir la misma cantidad de bienes utilizando más máquinas y menos obreros. Si bien, las fuerzas de la competencia requieren que todos los productores “sigan a los líderes” y también efectúen innovaciones, no todos los productores tienen la capacidad para competir. De esa forma, las empresas más débiles van a la bancarrota y son adquiridas por las más fuertes. Las consecuencias de la innovación y la acumulación de capital son dos: en primer lugar, el capital se concentra cada vez más en menos manos, de tal modo que desaparecen las empresas más débiles y en segundo lugar aumentan los desempleados -el ejército industrial de reserva- a medida que los hombres son sustituidos por máquinas.

Paralelamente, el incremento de la acumulación de capital significa una mayor producción potencial de bienes y de servicios, con efectos positivos sobre el bienestar de los habitantes de esa economía. Sin embargo, puesto que la acumulación de capital desplaza a los trabajadores, la consecuencia final es la reducción del número de empleados, de su poder adquisitivo tendiendo a un empobrecimiento progresivo de la población obrera. Es decir el avance tecnológico permite la posibilidad de producir más y mejores productos, pero a su vez sustituye o elimina puestos de trabajo.

En los períodos de prosperidad, los precios son altos, los ingresos se elevan y la plusvalía que reciben los capitalistas también suben. Ello implica que los beneficios son altos, por lo que las perspectivas de los capitalistas son muy optimistas. Según Marx la acumulación de capital se incrementa durante esos períodos a tal punto que con el tiempo la capacidad productiva de la economía tiende a sobrepasar la capacidad de los consumidores para adquirir los artículos, o sea hay un poder adquisitivo inadecuado. Así se produce un desequilibrio, una desproporción entre la oferta de bienes producidos y la demanda de los mismos generándose una crisis, la economía produce más de los que la gente puede adquirir, sobre todo debido a que los capitalistas pagan a los trabajadores menos de lo que vale lo que producen, hay un excedente de producción, caen los precios del os bienes y la tasa de ganancia de los capitalistas, deteniéndose momentáneamente la acumulación de capital

Es ese contexto se produce un proceso de concentración de empresas, desaparece esa superabundancia de bienes mejoran los precios y se inicia un nuevo proceso de acumulación y por ende de generación de empleos. Según Marx, al reiniciarse un nuevo ciclo, hay menos empresas en cada rama de la industria, debido a que las empresas más débiles que no pudieron competir desaparecieron del mercado. Esas crisis se tornan periódicas de acuerdo a Marx de forma tal que cada vez son más profundas y graves, incrementando los desocupados y la pobreza.

Ese empobrecimiento de los obreros asociado a la lógica capitalista de aumentar sus beneficios (aumentando la plusvalía vía una mayor explotación), incrementaría la toma de conciencia y solidaridad de la clase obrera de forma tal que tras un proceso de organización, impondría un nuevo orden económico (la dictadura del proletariado) en que los medios de producción sería propiedad del Estado, eliminado los antagonismos de las clases sociales del sistema capitalista concebido por Marx.

La Escuela Neoclásica


            Dentro de los autores de la escuela neoclásica, también denominados “marginalistas”, podemos reconocer como uno de los exponentes más importantes al inglés Alfred Marshall (1842-1924.) Para los neoclásicos, el funcionamiento del sistema de mercado y su papel como asignador de recursos se tornó un tema central. La economía capitalista parecía haber cuidado de sí misma y los sindicatos y conglomerados industriales parecían ser imperfecciones del sistema económico. La determinación de los precios de mercado se volvió el problema fundamental. Basan el funcionamiento del mercado en condiciones de competencia perfecta: libre entrada y salida de oferentes y demandantes, atomicidad, transparencia y homogeneidad, con lo cual el precio lo fija el mercado, es decir, ni las empresas ni los consumidores inciden en el precio de los bienes.

La idea subyacente de un mercado operando en competencia perfecta es que nadie tendría ventajas sobre otros, es decir existiría una igualdad de condiciones para todos: los productores en decidir que producto producir, los consumidores en decidir que productos consumir, etc.

            Establecen una teoría subjetiva del valor, donde el valor de los bienes no estaría dado por las horas de trabajo incorporado en su producción, sino que el valor depende de la utilidad que el bien brinda al consumidor. De ahí el carácter subjetivo de la teoría, ya que el valor de los bienes, representa una estimación y/o apreciación subjetiva o sicológica de los sujetos respecto a los satisfactores. Se desprende nítidamente que el valor de los bienes es un concepto con un significado diferente al de los anteriores enfoques en donde significaba algo objetivo, era independiente de la subjetividad de los individuos, como era el caso de los clásicos (Ricardo) y Marx en que el valor se determinaba por el trabajo incorporado en su producción. Así en el actual enfoque se establece una medida de valor subjetivo, pues su magnitud de valor vendrá dad por la utilidad marginal (la utilidad dada por una unidad adicional).

La estimación del valor subjetivo está íntimamente vinculada a la escasez. En efecto dicha apreciación subjetiva varía al ser más o menos escaso el bien, es decir el valor atribuido a consumir una manzana, no es el mismo al atribuido cuando se dispone de tres o de cuatro unidades de ese bien. Cada unidad adicional (en este caso el consumo de una segunda, tercera manzana, etc.) tiene un distinto valor unitario, y es decreciente. La utilidad que ofrece el consumo de una nueva manzana es menor respecto a la anterior, es decir su utilidad marginal es decreciente.

Los neoclásicos, trabajan en el ámbito de agentes representativos, cuyo comportamiento es racional, es decir procurarán alcanzar la mayor satisfacción, el óptimo, en función de sus posibilidades y preferencias.

Es decir que existe para los agentes una función objetivo con un enfoque racional, sujeta a restricciones.
            Para los empresarios (quienes producen los bienes y servicios) su objetivo es la maximización de las ganancias, sujeto a restricciones: nivel de inversión, capacidad de producción, mano de obra, técnica, insumos, etc. Para los consumidores plantean una función de utilidad en donde el objetivo es maximizar su utilidad, según sus preferencias y sujeto a restricciones: nivel de ingreso, precios de los bienes.

Es decir los agentes procurarán optimizar sus recursos disponibles en función de la satisfacción de sus necesidades y sus restricciones. Con ese comportamiento, en el marco de un mercado que opera en condiciones de competencia perfecta, los agentes se situarán en el punto óptimo (el de máxima ganancia o satisfacción.)

En el modelo neoclásico, los agentes se situarían en el óptimo de forma tal que los diferentes mercados (de bienes, de trabajo, de dinero), en al medida que los mismos operen sin interferencias del Estado ni de los gremios de empresarios y trabajadores, estarían en equilibrio, esto es la oferta se iguala a la demanda.

No se concibe pues la idea de crisis en la evolución económica, existe una confianza plena a que el mecanismo de ajuste del mercado en la ley de oferta y la demanda, actúa procurando el equilibrio y optimizando la posición de los agentes individualmente y de la sociedad toda en su conjunto.

El estudio del equilibrio de todos los mercados simultáneamente fue analizado con detenimiento por Leon Walras (1834 –1910), dando lugar al enfoque del equilibrio general.
Walras enfocó su estudio de la teoría de la determinación de los precios en un régimen de libre y perfecta competencia, expresado en proposiciones matemáticas que le diesen a la Economía un rango científico comparable a las ciencias físicas.

Su objetivo era probar que los resultados de la libre competencia eran beneficiosos para todos. En su esquema, la competencia perfecta se representaba en una situación en donde los compradores y los vendedores se reunían en una subasta pública, de forma tal que las condiciones de cada cambio fueran públicamente anunciadas y se diera la oportunidad a los vendedores para bajar sus precios y a los compradores para recibir sus ofertas.

El objetivo perseguido por Walras, era la formulación de un modelo en que se diera un equilibrio de todas las actividades en forma interrelacionadas. De esa forma, formula un modelo de ecuaciones simultáneas susceptibles de una solución matemática determinada, es decir el modelo de equilibrio general.

El keynesianismo

            Dentro de los economistas más destacados del siglo XX, se encuentra el inglés John Maynard Keynes (1883-1946), cuya obra principal es “Teoría General”, de 1936. Analiza la época de mayor crisis del capitalismo hasta entonces: la gran depresión y la crisis del 29. En ese momento, la economía mundial se encontraba en una fuerte depresión, con grandes contingentes de subocupación de trabajadores y máquinas, lo cual significaba un fuerte cuestionamiento a la teoría clásica. En los Estados Unidos, los ingresos reales disminuyeron en un 40% – 50% y el desempleo alcanzó un 25%, sus sombríos impactos se extendieron a la economía del resto del mundo. La gran depresión duró unos 10 años, parecería que la economía no iba a recuperarse, hasta que surgió la obra de Keynes quien con sus recomendaciones logró reactivar el sistema capitalista.

            En esencia, Keynes rechazó que el estado normal de la economía fuese el pleno empleo, y justificó la existencia de equilibrio con desempleo involuntario. Su enfoque constituye un fuerte alegato en contra de los postulados clásicos de Smith y Ricardo: la mano invisible, el rol del Estado como juez y gendarme, el ajuste automático de los mercados, etc.

Retoma el enfoque de demanda de Malthus (1736-1834) en contraposición al enfoque de oferta sostenido por Smith y Ricardo. Sostiene que no se da el pleno empleo de los mercados destacando que en el mismo existen rigideces que impiden un ajuste automático.

Establece la teoría de la demanda de dinero (preferencia por la liquidez), así como la incorporación de una función de inversión y de consumo. La inversión productiva para Keynes era una función inversa a la tasa de interés financiera, de ese modo, si la tasa de interés financiera era relativamente alta, desestimularía la inversión productiva y viceversa. Un elemento importante para Keynes referido a la inversión y la preferencia por la liquidez eran las expectativas.

El consumo para Keynes era una función positiva del ingreso, es decir a mayor ingreso se incrementaría el consumo y viceversa. Esa relación no sería proporcional ya que dependería de la propensión marginal a consumir, esto es cuanto se destina al afectar el consumo cuando varia el nivel de ingreso. Es decir que Keynes asume que no necesariamente una variación del ingreso afectara completamente al consumo, el dinero también se ahorra, y ese ahorro dependía del ingreso y no de la tasa de interés.

Respecto al ingreso, Keynes considera el ingreso disponible, esto es el ingreso neto deducido los impuestos.

            La recomendación de política económica era el aumento de la demanda agregada vía el aumento del gasto público y la rebaja de impuestos, así como políticas monetarias expansivas, para lograr el crecimiento y la estabilidad económica. Se ve de esta manera, el importante rol que asignaba al Estado. Es decir, para reactivar la economía, Keynes propone una fuerte intervención del Estado a través del gasto público, y monetarias de forma de administrar la existencia de dinero de forma de activar la economía, incrementar la producción y generar empleos.

Keynes admite la existencia de crisis económicas. La evolución económica para él es función de la intervención del Estado incrementando la demanda efectiva, procurando así estabilizar la economía y lograr el pleno empleo.

Los monetaristas

            Las ideas keynesianas, que fueron aplicadas desde la posguerra, pierden vigor en los sesenta frente a las ideas monetaristas, cuyo exponente es el estadounidense Milton Friedman (1912). También son conocidos como neoliberales. Se remiten con todo vigor a la ley del mercado, la oferta y demanda son capaces de interactuar entre ellas y determinar los niveles óptimos de funcionamiento. De esta manera, rechazan las políticas keynesianas, rechazando a los instrumentos fiscales para centrar su atención en las políticas monetarias (variaciones en la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero, importancia de la tasa de interés, etc.) Admiten una tasa natural de desempleo que depende únicamente de factores reales y que únicamente se puede reducir en el largo plazo.

Friedman, rechaza las relaciones keynesianas de la inversión y del consumo. En efecto, respecto al consumo, sostiene que los individuos ajustan el mismo de acuerdo al ingreso permanente y no el corriente o efectivo y niega que haya una relación estable entre consumo e ingreso así como también rechaza la estabilidad de la relación ingreso – inversión.
Si admite que hay una relación estable entre la tasa de variación de la masa monetaria y las fluctuaciones económicas y la inflación, aunque no puede determinare con exactitud puesto que las variaciones en la cantidad de dinero, se transforman en incrementos de precios por un lado y de producción por otro con retardos temporales.

            En este modelo, no hay lugar alguno para el Estado, el mismo es por definición perjudicial para la sociedad y el país, por lo cual debe reducirse a su mínima expresión. El Estado despilfarra recursos, generalmente gasta más de lo que recauda, o sea incurre en déficit presupuestarios y asigna los recursos en forma ineficiente por las presiones que recibe de los distintos grupos sociales (productores rurales, empresarios, exportadores, grupos o partidos políticos, trabajadores etc.).

Del punto de vista monetarista, no deben fijarse metas como la reducción de la tasa de desempleo en el corto plazo, pues depende de factores reales que sólo es posible modificar en el largo plazo. Las autoridades sólo deben proveer la cantidad de dinero para que la economía crezca a una tasa constante, reducir el tamaño del sector público y reducir las regulaciones administrativas, con ello se lograría el óptimo y se beneficiaría la sociedad en su conjunto (aumentaría la inversión, disminuiría la desocupación, etc.).

El enfoque más ortodoxo a esta doctrina se asocia a los procesos de apertura y liberalización comercial y financieras que se han aplicado por ejemplo en los países latinoamericanos desde la década de los setenta. Asociado a ello los diferentes procesos de privatización de empresas públicas implementados en el continente (y en algunos países desarrollados como Inglaterra), que se fortalecieron particularmente desde la década de los 80 con las presidencias de Ronald Reagan en los Estados Unidos y de Margaret Thatcher en el Reino Unido.

En el ámbito mundial, el modelo alcanzó con estos dos presidentes, sin duda uno de los mayores respaldos políticos e ideológicos.

Sus enfoques actuales para la región Latinoamérica se sustentan en las reformas del Estado de segunda generación: liberalizando y flexibilzando el mercado laboral, reformulado los sistemas de seguridad social, de salud, la enseñanza pública educativo etc.


[1] Su obra principal es: “Principios de Economía Política y Tributación”, de 1817.